lunes, 27 de mayo de 2013

Lo he tomado prestado, pero comparto todo lo escrito aqui...

Somos muchos los que por diferentes motivos un día decidimos dejar nuestra casa, familia, amigos y amores para irnos a otra tierra a empezar de nuevo. Sin ventajas, sin enchufes, sin apoyo, sólo con la maleta llena de trapos inadecuados para el invierno, ilusiones, un título enrolladito (que sigue enrolladito y sin homologar) un paquete de Toronto y una lata de pirulín para aguantar hasta que el primer valiente se uniera o viniera a visitarnos. Un bolsillo lleno del dinero reunido durante el proceso de indecisión, y por si acaso con las groserías bien aprendidas en todos los idiomas posibles, para por lo menos saber cuándo nos estaban insultando.


Muchos quisimos tirar la toalla más de una vez y mandar a donde se merecía al ignorante de turno, agarrar el primer avión cuando no teníamos cerca a nadie que nos hiciera un caldo para pasar la gripe. Muchos gastamos todo lo que nos sobraba del sueldo en tarjetas, facturas, cibercafés, estampillas, y cuanto medio nos permitiera seguir en contacto con los que se quedaron en casa o con los otros que estaban desparramados por el mundo. Muchos tuvimos que autocantarnos cumpleaños, cenar solos en Navidad, trabajar en Año Nuevo para que el trago fuera menos amargo. Muchos nos perdimos los momentos importantes en la vida de nuestros seres queridos, no sólo la cotidianidad, sino esos memorables. Somos los eternos ausentes en las bodas, nacimientos, graduaciones, incluso de los funerales. Nos hemos convertido en facebooktwitterskypewhatsappviberfacetimedependientes, y eso después de haber superado la era de la icqmessengerpostalelectrónicafaxdependencia.


Hemos hecho nuevos amigos, formado una familia o hemos sido adoptados por la de otros. Nos hemos acostumbrado al frío, al trasporte público porque por estos lares nadie da la cola, a caminar sin aferrar la cartera como si se tratara de la vida, a usar los hospitales públicos, a no dejar la luz encendida, a abrir las ventanas antes que encender el aire acondicionado, a dejar las frutas tropicales para los momentos especiales y atiborrarnos de fresas grandotas que sólo comíamos en la Colonia Tovar. Hemos aprendido a cruzar por donde se debe, conducir como se debe, bajar y subir donde se debe, a sentarnos en el autobús o ir apretados pero nunca colgando en la puerta, al silencio, a los parques con los columpios puestos, a la basura en las basureros, a la radio maaaaaaala y sin humor, al acento de Los Simpson, a cargar muchas moneditas en el bolsillo y reírnos solos pensando que rompimos el cochinito. Hemos aprendido a explicar a un carnicero cuál es el pedazo de carne que queremos para hacernos una carne mechada, y a que nos mire raro si le encargamos un pernil. Hemos llorado amargamente cuando al caminar por una calle lejana un artista callejero toca “Moliendo café”. Hemos sido hormiguitas ahorradoras para organizarnos una vacaciones en nuestra casa.


Nosotros no somos millonarios porque ganemos en dólares, euros o libras, no somos extranjeros porque tengamos doble nacionalidad, no somos sudacas, ni canarios. Somos un montón de gente que le ha echado pichón, tanto como en nuestro propio país, pero con las oportunidades que allí no nos deparaban estos catorce años. Nosotros somos testigos del cambio porque para poder ver la totalidad de las cosas, hay que tomar distancia. Somos unos nostálgicos permanentes que añoramos el lugar donde nacimos y crecimos, pero ese, incluso como era cuando nos fuimos, no el que ya no reconocemos.



Toni Cortese

lunes, 11 de febrero de 2013

Adios 2012, Bienvenido 2013

Se termina un año y comienza otro... 

Termina el 2012, un año de aprendizaje de vivencias, de retos personales, de trasnochos, de viajes, de fiestas y de estudios.

Un 2012 que me ha dejado agradables recuerdos, agradables personas y un sin fin de cosas anotadas para hacer en el 2013 (o en el 2014).

Muchas personas hacen retrospectiva al año que se termina y revisan esa lista de resoluciones de año nuevo. En cambio yo, en vez de revisar hacia atrás he cambiado la vista hacia el futuro, hacia el 2013.

El 2013 comenzo estando en Caracas, con las personas que más quiero y que más extraño. Y ha continuado en estas semanas con personas que quiero y de las que ya han marcado mi vida de una manera u otra.

Un 2013 que comenzo con un viaje de regreso a mi presente y continuar trabajando por el futuro.

En Venezuela (aquí están las fotos) fue un viaje de naturaleza.. Aunque estuve en la urbe logre desconectarme y sentir el clima tropical y "playístico" de mi país.

En España.. seguire viajando (hasta que el cuerpo y mis tarjetas aguanten) (aquí dejo las fotos de Granada)

Besos!